No cabe ninguna duda de que la pandemia ha cambiado muchas de las reglas de juego en materia de viajes de empresa y que con ella se han acelerado muchas de las transformaciones que habíamos previsto para dentro de unos años.

Un reciente estudio llevado a cabo por GEBTA en colaboración con IBERIA pone de manifiesto que las empresas españolas han incrementado de modo significativo los procesos de inversión e implementación de soluciones y modalidades orientadas a facilitar el trabajo remoto (51%) y la reducción de la necesidad de desplazarse. El estudio apunta, además, que cerca del 26% de las corporaciones se estaría planteando la aplicación de los nuevos formatos de trabajo, incluso para cuando se llegue a una situación de normalidad.

El uso masivo de las plataformas virtuales ha sido una necesidad indiscutible, que ha permitido hacer frente al momento y que presenta incuestionables ventajas en términos de ahorro de coste, eficiencias o de naturaleza ambiental. Pero también es cierto que las reuniones virtuales no sirven para todo y no pueden suplantar muchas de las características y atributos de las reuniones presenciales, tan fundamentales para el desarrollo de los vínculos, a partir de los cuales se genera el negocio.

Los viajeros de empresa parecen tener muy claro este particular. El estudio llevado a cabo por GEBTA viene a confirmar que la práctica totalidad de los viajeros saben que el cumplimiento de sus objetivos empresariales no sería posible sin los viajes. Pese a que el documento revela -como parece lógico-, la existencia de margen para la reducción del volumen de viajes, a tenor de la respuesta de los viajeros y responsables encuestados, el recorrido para el recorte en un escenario pos-COVID – 19, es menor del que parecerían sugerir algunas proyecciones. Así el 63,4% de los viajeros estima que todos los viajes que venía realizando son imprescindibles, mientras que un 18% y un 9,9% respectivamente considera que podrían reducirse entre un 10% y un 20%, y un 8,7% en más del 20%, sin poner en riesgo la consecución de los objetivos corporativos.

El dato en cuestión no demuestra únicamente que el viajero tiene bien interiorizado el valor de los viajes y su capacidad de generación de negocio, sino que probablemente anticipe las posibles reacciones de determinadas áreas de las empresas, inquietas por poder retomar los desplazamientos, a partir del momento en el que se levanten las restricciones a la movilidad.

Si bien es evidente que la pandemia conllevará la aceleración de reformas estructurales, también en el sector de los viajes, la realidad es que la dimensión de las limitaciones existentes a fecha de hoy, para una gran mayoría de los viajes, nos impiden disponer de una visión clara de cómo va a quedar el escenario dentro de algunos meses y, en particular, a partir de que dispongamos de vacunas o paliativos para la COVID – 19. A fecha de hoy, lo que sí que sabemos es que el volumen de viajes de negocio en España está en torno al 70% por debajo de los niveles alcanzados en 2019, pero con tendencia al alza, y que los proveedores y viajeros están listos para retomar la actividad, tan pronto como sea posible.

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