Programas de viajes corporativos con política o programas sin política, hasta ahora esto es lo que resultaba habitual cuando hablábamos de gestión de desplazamientos profesionales y políticas de viajes. 

Recientemente hemos empezado a oír nuevos términos y a conocer nuevos formatos en management de viajes de negocios. Hablaremos de viajes gestionados cuando se sujetan a una política de viajes y no gestionados cuando no existan normas escritas al respecto. Viene ahora la diferencia importante. Dentro de los viajes gestionados comienzan a diferenciarse dos conceptos:

a) Programas gestionados con política de viajes obligatoria, lo que podríamos llamar “con mandato”.

b) Programas gestionados pero donde la política de viajes se presenta simplemente como un conjunto de directrices, por lo tanto sin obligado cumplimiento para el viajero.

Las cifras del mercado americano son muy ilustrativas de las tendencias. En un país donde podría parecernos que la política está totalmente impregnada en la gestión de viajes de empresa, nos encontramos que sólo el 21% de los viajeros se encuentra sujeto a administración con mandato, es decir con obligatoriedad de cumplimiento de política y casi la mitad de viajeros americanos viaja con programas gestionados con directrices. Un 32% de viajeros no están sujetos a cumplimientos de política de ningún tipo.

Índice de éxito en viajes de empresa  

En un reciente estudio realizado por GBTA y Concur sobre cuatro mercados: Australia, USA, Canadá y La India uno de los objetivos marcados en la investigación fue conocer el nivel de satisfacción de los viajeros de negocios y su relación con el tipo de programa de su empresa (gestionado con mandatos/gestionado con directrices/no gestionado).

Para determinar este índice se parametrizaron hasta 14 factores, entre otros “Mantenerme dentro del presupuesto del viaje”, “Sentirme seguro cuando viajo”, “minimizar en tránsito las molestias” etc. Los viajeros hicieron sus valoraciones sobre un máximo de 100 puntos. Los más satisfechos fueron los viajeros no administrados (78,6 puntos), vinieron a continuación los viajeros gestionados con directrices (76 puntos). Los menos satisfechos fueron los viajeros gestionados con mandatos (72,7 puntos)
Dejando al margen la satisfacción de los viajeros no administrados, por el alto coste que esto puede suponer para las corporaciones, llama la atención el bajo índice de satisfacción de los viajeros con políticas de obligado cumplimiento.
¿La política de empresa y la economía de las organizaciones está reñida con la comodidad de los viajeros de negocios? Mañana lo seguiremos viendo.
(c) GEBTA. Alicia Estrada, 2013.

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