Hay margen para mejorar la productividad en los viajes de negocio. Esta es una de las principales conclusiones que nos presenta el “II Estudio sobre Hábitos y Tendencias de los viajes de negocio en España (2013)”, desarrollado conjuntamente por GEBTA y Vueling.

El dato es significativo: más de un 25% de los viajeros considera que si su empresa mejorase las condiciones en las que vuela, se incrementaría su rendimiento.

Si tenemos en cuenta que las empresas están viajando cada vez más, y más lejos, y que a su vez el número de viajeros por empresa no aumenta, es evidente que esos mismos viajeros están soportando de media una mayor frecuencia en el ritmo de los viajes, y a menudo a destinos cada vez más lejanos. Por otro lado, si las empresas continúan manteniendo el foco en el gasto, como resulta lógico, y como se desprende del mismo estudio, es muy probable que las condiciones en las que se realizan los viajes puedan verse afectadas.

Es lo que conocemos como “fricción de os viajes”, es decir los impactos negativos que generan los viajes sobre las personas, cuyo exceso puede llevar al desarrollo de una especie de resistencia al viaje.

El tiempo de desplazamiento en los viajes de negocio forma parte del tiempo de trabajo de los empleados. Por este mismo motivo,es razonable esperar que las empresas faciliten que sus empleados puedan aprovechar al máximo el viaje, en toda su dimensión. De este modo se favorece el incremento del rendimiento y la productividad de los empleados, y por consiguiente un aumento del ROI del viaje en su conjunto.

Hay que tener en cuenta el coste/hora de nuestro empleado, cuando estamos tomado decisiones acerca del viaje, que sabemos que pueden perjudicar su capacidad de aprovechamiento del tiempo, con el objeto de generar un ahorro. Pero esta reflexión la podemos hacer igualmente extensiva a las condiciones del viaje, incluso si no consideramos el tiempo para trabajar. Es el caso de los horarios, o de las pernoctaciones, cuando nuestros empleados o directivos tienen que afrontar reuniones relevantes, para las que es crucial estar en plenas facultades. No hay ahorro ni gestión eficiente, si nuestros viajeros llegan a su cita agotados y mermados de facultades, o si han pasado tres horas de vuelo sin más lectura posible que el periódico o el inflight magazine de la aerolínea, porque no han podido desplegar los documentos de su propia compañía.

¿Por qué sólo un 23% de los viajeros trabaja siempre durante los trayectos, mientras que un 64% sólo lo hace ocasionalmente y un 13% no trabaja nunca? La lectura de los motivos que recoge el estudio elaborado por GEBTA y Vueling es muy reveladora: falta de espacio (32%), falta de intimidad (13%) y horarios inadecuados (11%), son las principales razones.

Las empresas tienen habitualmente capacidad para incidir sobre muchos de estos aspectos, con el objeto de mejorar la productividad y el retorno de los viajes de negocio. Es más, tienen incluso la responsabilidad de hacerlo, máxime, cuando es el propio viajero quien al ser consultado nos indica que precisa que su viaje debe ser lo más parecido a un “workcenter”, para ser más eficiente y reducir a la vez, el efecto fricción de todo desplazamiento.

(c) Marcel Forns

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